A través de los años el Arco Chato se ha considerado una de las maravillas de la arquitectura, ya que, debido a la incomparable ingeniería y su mística, se fueron formando historias sobre su construcción y detalles que resaltan la obra de la época colonial.

Una joya majestuosa guarda el conjunto monumental de San Felipe, construido en el año de 1678. La estructura se mantuvo intacta por varios siglos, soportando dos significativos incendios, los cuales se ocurrieron el 2 de febrero de 1737 y el 21 de marzo de 1756.

Pero, el arco logró salvarse de los devastadores siniestros que amenazaron con desplomarlo, y se mantuvo en pie por casi dos siglos y medio. El 7 de noviembre de 2003, las estructuras no resistieron más, debido a las inclemencias del tiempo y a la falta de mantenimiento y monitoreo que llevaron al colapso del patrimonio histórico de la humanidad.

Son varias las versiones que se han tejido a lo largo de los años sobre los páramos que tuvo que pasar el creador de la construcción. La leyenda relata que un fraile dominico construyó el arco y que después de fracasar dos veces en su levantamiento, se puso a rezar debajo del mismo para que no se desplomara por tercera vez.

Otras explicaciones aseguran que en un segundo fraile tuvo un sueño visionario sobre el arco y en el momento de quitar los soportes se mantuvo en pie bajo él.


Después de 15 años de su última restauración y 2 años de su colapso, con largos procesos de estudios y análisis, la Oficina del Casco Antiguo y la del Patrimonio Histórico, por fin construirán una réplica similar.

Fuente: Ivis Franco (Panamá América)